martes, 25 de octubre de 2016

Biopic: Carmencita la Fantástica

No lo hacía por las riquezas ni tampoco por el conocimiento, quizás fuera debido a su asombrosa juventud para ser ya una maga o a su preocupante temeridad. Era una auténtica aventurera y lo único que le interesaba era el riesgo, la adrenalina y el oro.
Todos la conocían como Carmencita la Fantástica, no se sabe si por su talento natural para la magia o por su ilimitada imaginación.

Muchos conocen su historia, no era más que una niña cuando comenzó a mostrar sus poderes para manipular el tiempo. Podía congelar el agua ralentizando sus moléculas o hacerla hervir acelerando su vibración, podía reducir a polvo objetos pequeños envejeciéndolos a gran velocidad y nunca se le pasaba el arroz. Todo esto resultaba muy divertido para ella porque su don era innato, sin base académica, nunca tomó un grimorio y nunca tuvo intención de hacerlo.

Foto del carnet de biblioteca de Carmencita, muy flamenca ella

Accedió a la escuela de magia de Hulahowarts como la alumna más joven de su historia, pero fue un absoluto fracaso. Sus maestros no conseguían encauzar su rebeldía y se pasaba las horas de estudio jugando al mus en la cantina de la escuela.
El fin de su etapa estudiantil llegó el día que, realizando terrible experimento a mano cambiada, hizo estallar un matraz de chele que voló el laboratorio de pociones hiriendo a varios estudiantes y le dejó la cara como el Fantasma de la Ópera.

Carmencita y varios de sus secuaces

Una vez se recuperó de sus heridas fue fulminantemente expulsada de la escuela, pero mientras empacaba sus pertenencias alguien se le acercó. Era Parada, su compañero de clase de Elementalismo, que también abandonaba la escuela por voluntad propia.
Carmencita sabía que él estaba loco por su media carita bonita, y aunque era algo mayor tenía un rollito viejoven que a ella le gustaba de algún modo. Sabía que Parada abandonaba la escuela por ella, él era más disciplinado y centrado, aunque siempre soñó con romper sus ataduras y en Carmencita encontró las alas que necesitaba.

Decidieron viajar juntos y aventurarse en aquella ciudad llamada Felstad de la que habían leído en los libros y tanto habían hablado sus maestros, una de las pocas cosas que despertó su interés en la escuela. La saquearían, conseguirían incontables riquezas y vivirían para siempre... vivirían para siempre, justo ese era el pensamiento que estaba en la mente de Carmencita cuando en una de las primeras incursiones a la Tumba Helada giró la cabeza y contempló como una espada se hundía en el pecho de Parada

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